sábado, 8 de diciembre de 2007

Toledo, ciudad de la tolerancia, ¡por muchos años!
Antonio García Ninet
Doctor en Filosofía

Sí, eso fue Toledo y eso queremos que siga siendo, y eso es lo que el articulista que ha escrito "Toledo, ciudad de la tolerancia" pretende impedir cuando intenta restringir esa tolerancia escribiendo en contra del ejercicio de los derechos más elementales relacionados con la libertad de expresión y de comunicación de ideas, de acuerdo con la Constitución Española y de acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Efectivamente, el articulista de ABC, que escribe "Toledo, ciudad de la tolerancia" (5/12/07), aparentando defender la tolerancia tradicional de la ciudad de Toledo, ha vertido el veneno de la intolerancia en su artículo al pretender restringir esa tolerancia a "las tres religiones monoteístas", y al criticar a quienes pretenden que esa tolerancia no se restrinja, sino que se mantenga de modo natural, de acuerdo con nuestra Constitución, y se aplique a todo tipo de ideas con la única excepción precisamente de aquellas ideas que predican la intolerancia, como acaba de hacer el redactor de ese texto venenoso revestido de "humildad cardenalicia", o contra quienes defienden cualquier tipo de discriminación o de ideas contrarias a los Derechos Humanos.
Por si "el articulista" tiene dudas acerca del contenido de nuestra Constitución respecto al derecho a la libertad de expresión y a la difusión de las diversas ideas, creo conveniente reproducir aquí mismo uno de los artículos correspondientes:

"20. 1. Se reconocen y protegen los derechos:
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
..........................................
d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulara el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa".

El escritor de ese manso panfleto dice que en el año 589 "Recaredo renegaba del arrianismo y reconocía como única religión y creencia la católica", y se queda tan feliz: ¡Única religión, el cristianismo! ¡Vaya ejemplo de tolerancia!
A continuación nos informa de que en el año 711 Toledo, "es sometida
al yugo islámico". ¡Vaya lenguaje más neutral y objetivo! Es decir, que cuando los visigodos invaden la la Hispania romana y Recaredo "reconoce como única religión la creencia católica" eso es un ejemplo de tolerancia mientras que los musulmanes someten a España "al yugo islámico".
Más adelante nos dice que Toledo se convirtió en la ciudad de "las tres religiones monoteístas, la cristiana, la judía y la islámica, bajo un denominador común: la creencia de Dios". Y a continuación, de forma burda, aunque pretendidamente sibilina como si fuéramos idiotas, nos dice que "Toledo se ha sentido orgullosa de esta herencia y siempre la ha querido mantener como propia, y como identidad de tolerancia, […] la ciudad donde convivieron y siempre convivirán las tres grandes religiones monoteístas", pretendiendo que la tolerancia toledana deba entenderse como un concepto restringido a esas tres religiones monoteístas -ya que en este siglo no puede quemar en la hoguera a los no cristianos- y sólo a esas ideologías. ¿Eso es lo que ese señor entiende por tolerancia? Por favor, ¡aprenda un poco de cultura democrática!, ¡estudie al menos un poco de “Educación para la ciudadanía”, que no le hará daño!.
Se atreve a continuación a insultar a quienes defienden la tolerancia en sentido pleno y a quienes defienden ideas ajenas a las suyas cuando afirma de forma fascista e inquisitorial que “todo eso va a ser mancillado, nuestra querida y amada ciudad de Toledo, va a ser sede del I Concilio Ateo”. ¿Desde cuándo una ciudad puede ser mancillada precisamente por cumplir con el respeto a un derecho constitucional como el de la tolerancia a las ideas de los demás? ¿Desde cuándo el uso de la libertad es una mancha o un deshonor? Sabemos que durante muchos siglos lo ha sido para la Inquisición Católica, que la ha perseguido y la persigue cuando y donde puede. Considero que la actitud de este señor es muy perniciosa para la tradicional tolerancia de Toledo y que debería denunciarse ante los tribunales de justicia por su intento de impedir el ejercicio de la libertad de expresión con la excusa de que Toledo sea en exclusiva la ciudad de las tres religiones monoteístas e intentando restringir así la tolerancia sólo para quienes acepten al menos una de ellas.
Dice a continuación que “si los organizadores querían hacer daño lo han conseguido, si querían marketing, también, porque ninguna otra ciudad de la tierra tiene el atributo de tolerancia y convivencia de las tres religiones”. ¿Desde cuándo la práctica de la libertad hace daño a alguien? ¿Acaso los miembros de esta asociación pretenden hacer daño a alguien? ¡De nuevo habría que denunciar a este mentiroso por una calumnia tan grave! Pues no son los ateos quienes hacen daño ni tampoco los católicos en cuanto tales, sino la “jerarquía” católica en cuanto a lo largo de los siglos se ha sumado al poder opresor y últimamente a las fuerzas de los nazis, a las del franquismo y a las de las diversas dictaduras de Hispanoamérica, contrarias a la libertad. Por suerte en estos tiempos existen medios gráficos que nos sirven para comprobar la verdad de lo que decimos. ¿Quieren ver una reproducción fotográfica de muy variados obispos y cardenales saludando con el brazo en alto al estilo de Hitler o al de Franco, felices de colaborar con esos sistemas de gobierno tan contrarios a los derechos Humanos y a la libertad en particular? Supongo que habrán visto ya suficientes, pero si alguien tiene interés podría enviarle unas cuantas. ¡Y esos son los amantes de la libertad y de la tolerancia! ¡Vaya gentuza hipócrita!
El articulista de este panfleto pide a la Asociación Atea que “no manchen la historia de nuestra Ciudad”. Yo suplicaría sólo a “los jerarcas” de esa religión que dejasen de manchar la hermosa ciudad de Toledo y las del resto de España con los crímenes que han cometido mediante su “Santa Inquisición” y mediante los robos actuales que les permiten vivir en sus lujosos palacios, tan llenos de riquezas, de oro, de joyas y de cuadros valiosos… mientras gran parte del pueblo ha estado viviendo y vive en la miseria más absoluta.
Y el cretino ese sigue insultando diciendo: “Me temo que no se marcharán y que Toledo sufrirá esta afrenta”. ¿Pero se puede saber de que afrenta habla? ¿Desde cuando es una afrenta que un grupo de personas pueda reunirse en un lugar para contrastar sus ideas, sean estas del tipo que sean? Sigue este señor con la táctica de la jerarquía católica de insultar a todo el que no piense como ella –o como ella dice pensar, aunque sólo le interesen los beneficios económicos que consigue con la utilización de ese repertorio de ideas-. ¡Y no se pueden tolerar esos insultos: Ése es uno de los límites de la tolerancia: el que conduce o fomenta la misma intolerancia!. Así que, señor escribidor, ¡sea usted tolerante o márchese de Toledo, la ciudad de la tolerancia, a un desierto, donde nadie se opondrá a lo que usted diga!
Más adelante se plantea este señor, al parecer, bastante escandalizado: “¿Se imaginan ustedes que, a partir de ahora, Toledo pase a ser conocida ya no como ciudad de las tres culturas, sino de las cuatro culturas: las tres conocidas y la de los incrédulos o ateos?”. De nuevo este conseguir que la tolerancia de Toledo pase a la historia en lugar de que se mantenga y se abra a todo tipo de ideas que la gente quiera tratar. Yo propongo lo contrario: que Toledo se convierta en un foro mundial en el que todas las ideas puedan ser tratadas y analizadas, en el que filósofos, religiosos, ateos, políticos de todos los lugares del mundo puedan reunirse en convenciones internacionales para tratar de resolver, mediante el diálogo tolerante y sin violencia, alguna todos sus problemas y disensiones.
A continuación y al parecer tratando de animar a la gente a una oposición más irracional y contraria a la tolerancia toledana y a la Constitución Española, este señor parece escandalizarse también de que determinados grupos no se adhieran a sus insinuaciones para impedir que este concilio se celebre con normalidad y sin intervenciones contrarias a la legalidad y a al respeto por los Derechos Humanos. Y eso sí es un delito que las autoridades deberían denunciar para que este señor fuera juzgado y, en su caso, conducido a una cárcel de alta seguridad por sus atentados contra la libertad, pues tal actitud empieza por panfletos como este pero, si no se cortan…, la historia acaba en Auschwitz.
Lo que ya es el colmo es que finalice su escrito reconociendo: “Ya sé que tienen ustedes todo el derecho a celebrar este concilio; ya sé que en Toledo puede celebrarse; ya sé que la ley les asiste”. Pues si ya lo sabe, haga el favor de respetar la Ley, y, si alguien actúa como usted, faltando al respeto o agrediendo de algún modo a quienes piensen de otro modo, en ese caso tendrán todo el derecho a denunciarlo. Pero, mientras eso no suceda, haga el favor de respetar esa tradicional tolerancia de Toledo, un valor muy importante que no puede restringirse a la tolerancia por sus ideas sino por todas aquellas que sean respetuosos con la misma libertad de los demás para pensar lo que su razón les diga.

domingo, 2 de diciembre de 2007

LA HIPOCRESÍA EMBAUCADORA DEL GRAN INQUISIDOR RATZINGER

La hipocresía embaucadora del Gran Inquisidor Ratzinger
Antonio García Ninet
Doctor en Filosofía

A pesar de que nada que provenga de esta secta asesina puede escandalizar a estas horas, me parece repugnante y debo, por ello, seguir denunciando que el inquisidor Ratzinger quiera seguir luchando por desanimar a quienes ponen su esperanza en un mundo mejor, en el que se elimine la miseria, la pobreza, la discriminación y todo tipo de injusticias, diciendo que no, que hay que poner la esperanza en la otra vida y que ésta no tiene remedio. Sus palabras son especialmente repugnantes si se tiene en cuenta lo mucho que él y sus cardenales se preocupan por vivir como reyes "en esta vida" y, al parecer, también en la otra, despreocupándose por completo de quienes viven miserablemente y preocupándose constantemente por llenar las arcas sin fondo del Vaticano con el dinero que roban en cualquier rincón del planeta al que consiguen llegar.
Critica el ateísmo de Marx y de cualquiera por haber pretendido liberar al pueblo y al proletariado de las injusticias a las que les tiene sometido el capitalismo y su socio colaborador, las diversas religiones y la católica en especial, en una simbiosis perfecta: El inquisidor Ratzinger considera que cualquier empeño por mejorar la situación de la humanidad está condenado al fracaso, pues la “fragilidad humana” impide que pueda superarse esa situación y por ello no hay que poner la esperanza de un mundo mejor en esta vida sino en “la otra”, y tiene la desvergüenza de enviar ese mensaje mientras en “esta vida” él y sus cardenales y obispos viven rodeados del lujo faraónico más sofisticado.
Por lo que se refiere al tema de la “justicia” y el “infierno”, el inquisidor Ratzinger confunde, al igual que Tomás de Aquino, justicia con venganza, como si a los oprimidos y a quienes viven en la miseria pudiera o debiera consolarles la idea de que los explotadores irán al Infierno para toda la eternidad. Ya en el siglo XIII, Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia, defendía esta misma idea en el Suplemento de su Suma Teológicas cuando escribía: "Ut beatitudo sanctorum magis eis complaceat et de ea uberiores gratias deo agant, datur eis ut poenas damnatorum perfecte intueantur", lo que, traducido al castellano, significa: "para que la felicidad de los santos más les complazca y de ella den más amplias gracias a Dios, se les concede que contemplen perfectamente los castigos de los condenados". ¡Vaya ejemplo de "caridad cristiana", tanto por parte de esos santos, tan felices por poder contemplar disfrutando el sufrimiento de los condenados, como por parte del propio Dios cuyo amor infinito no le impide condenar a sus propios hijos al fuego eterno! ¿Todavía hay quien acepta esas bárbaras estupideces sin sentido? ¿Todavía hay quien no se ha detenido a pensar lo contradictorio que es afirmar la misericordia infinita de Dios y a la vez defender que sea capaz de castigar con el fuego eterno? Hace falta un poco más de cultura para que la gente no se dejase embaucar y creer las idioteces que dice ese fantoche tan hipócrita que pretende que se le crea por el hecho de que se disfrace con unos atuendos muy llamativos y porque viva en un asombroso palacio, que, por cierto, no dice nada en favor de la misión de su grupo en favor de los pobres.
¡Hay que seguir denunciando a este grupo de ladrones, formado por la jerarquyís de la Secta Católica, a pesar de que podamos repetir nuestras denuncias, ya que ellos insisten en sus mentiras tan llenas de hipocresía!